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domingo, 22 de enero de 2012

Pop



   

   Pop. No hay quizá una palabra que defina mejor el tercer disco de Sergio Albarracín que este manido término. Ahora que los niños han crecido y los papás han dejado, tras largas temporadas de tediosa resistencia, que el rap cope los primeros puestos de todo tipo de listas –mainstream, underground etc.-, puede decirse que la escena está alcanzando en España el nivel que de ella se esperaba. Y no es de osados afirmar que el rap, en lo que a movimiento de subsuelo se refiere –y conviviendo con cierto agrado con el indie rock-, es todo aquello que el jazz fue, que el rock fue, y que definitivamente el mal catalogado fenómeno pop fue, y que pese a que todavía queden suplementos culturales de supuesta calidad que no asuman tal preceptiva, el camino está labrado ya.
   En ese contexto de inminente efervescencia, reconocida la nueva ola, ya no es un loco el que proclama a un disco de rap como mejor disco del año. Este híbrido de Elphomega lo es, aunque no sean numerosos los reivindicadores ni en la propia escena, y en nada desluce una trayectoria marcada por la rareza del malagueño. Si sus anteriores discos, pues, fueron catalogados como rara avis en el yermo paraje del rap convencional, este no hace sino aumentar tal genuina esencia, aderezado con la atmósfera de Doc Diamonds y con unos versos revolucionarios, acordes a esta nueva etapa del rap en español –cuya verdadera naturaleza surge desde la capital del estado. No hay nada que se antoje como sobrante en este trabajo, y hacía tiempo que un disco sureño no operaba con tanta contundencia. Ahora solo queda bendecirlo. 



1 comentario:

  1. No sé si alguien puede, pero yo no puedo decir nada malo de esta joya.

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